domingo, 3 de enero de 2010

Prometo hacerte feliz. Prometo ser, estar y parecer. Prometo recordar cada uno de los momentos buenos. Prometo olvidar todos los malos. Por mucho que duela hasta intentarlo. Prometo no mirar hacia atrás, que ya dolió bastante. Prometo no derramar ni una mísera lágrima si te vas. Por mucho que tu ausencia insípida se sienta como si mi alma desapareciera. Prometo ser siempre joven. Prometo existir. Ser mejor que nadie y peor que tú. Darlo todo y más. Prometo seguir subsistiendo conmigo. Aún que nunca me haya tragado. Pero nunca te prometeré ser mejor. No te daré noches de estrellas caídas del cielo. Serán simples, solitarias y frías. Nunca será perfecto, nadie pidió que lo fuera. Será difícil y pesado. Único e inolvidable. Será todo lo que quieras que sea. Porque yo no prometo nada.
-----

Nunca volverían a resonar mis zapatos contra su duro suelo de níveo mármol. Tampoco podría romper el hielo que cubría su corazón, fuerte y gélido como una bocanada de aire en plena nevada. Nunca volvería a caer en su juego de niños sin sentido, que casi siempre acababa con más pena que gloria. Su cama quedaría vacía de mi presencia, porque su lecho de muerte era perpetuo en mi. Todas las promesas que hizo no eran de verdad, pero ya ni siquiera las mentiras amargan, se perdió tu olor de mis ropas. Habías desaparecido.





Robado de una aplicación del Facebook.

No hay comentarios: