La atractora de psychos.

Es bien sabido, por parte de mi alrededor y conocidos, que atraigo a todo ese tipo de gente que tiene problemitas en la cabeza. Pero no simples problemitas, del estilo "no sé qué ponerme esta noche". No, problemitas del estilo "no sé dónde esconder la cabeza de la persona que maté esta noche".
Sí, atraigo gente enferma. De la más enferma. No hablemos de las que se cortan de adolescentes porque tienen una vida miserable, ni de las que intentan suicidarse por sus exs mientras novian conmigo, ni de aquellas que me dicen "te quiero" y me agarran de la mano en la primera salida. No, hablemos de otro tipo, de las tortas desconocidas que te psicopatean porque no tienen otra cosa mejor que hacer.
Esta historia del día empieza hace un tiempo, cuando acepto a dos desconocidas en mi página de facebook que ni siquiera usaban sus nombres reales como presentación (Yo suelo aceptar gente que no tengo idea de dónde me sacó y, después de un tiempo, si sigo sin saber de dónde corno me agregaron o quienes son o lo que sea, los elimino porque no quiero "amigos" al pedo).
Al tiempo de haberlas aceptado, una de ellas, me habla por el chat de facebook, me informa un poco de su procedencia y me dice su nombre, razón por la cual, decido dejarla (la conocí en la Marcha del Orgullo 2008 de la cual, por supuesto, no me acuerdo nada porque mi memoria es más frágil que mis promesas de que no me va a volver a gustar nunca más una chica heterosexual). A la otra, al no tener idea todavía de quién era, la borro, previa averiguación de identidad realizada con una amiga en común que no me clarificó absolutamente nada.
Al otro día de haber borrado a esta persona, me llega un mensaje personal, con un tonito un tanto despechado, preguntándome por qué la había borrado y cuales eran mis fundamentos. Con todo el amor y la paciencia que me caracterizan - o sea, nulas - le explico a esta persona las formas en que yo manejo a mis contactos en dicha página.
La respuesta fue una pasada de factura mucho mas despechada sumada a un "A mi novia no la conocés y la tenés igual." cual niña de dos años a la que su madre le dice que va a tener un hermanito y que se siente desplazada porque a partir de ahora lo va a querer más a él. Y ahí sí, ya con total ausencia de paciencia y amor, le explico a esta psicótica del más allá que si a su noviecita la tenía era, únicamente, porque había tenido la cordial decencia de presentarse y decirme quién era, cosa que ella nunca hizo, que no me acordaba de ella porque hacía mil años que mi disco rígido la había eliminado y que me rompía los huevos que alguien que ví hace dos años durante dos horas me viniera a hacer planteos. Tras lo cual, esta persona, entendiendo claramente mi hartazgo de tener que andar dándole explicaciones a alguien que no tengo idea quién es, optó por no responder y eliminar la solicitud de amistad pendiente que había vuelto a enviar anteriormente.
Yo pensé que con eso, esta historieta de pelotudeces había terminado. Soy una chica lo suficientemente ocupada como para no preocuparme de quién me agrega o me deja de agregar al facebook o para no ponerme mal porque a alguien que me importa tres pepinos, le cayó mal algo que dije. Pero no, como mi vida es así de loca, bizarra, excitante y pedorra, cuando volví del cine esta tarde, me encuentro con una notificación de un mensaje. ¿De quién era? De la novia de la eliminada, ¡obvio!. Explicándome quién era la minita que borré e intentando defender lo indefendible.
Recién le respondí, con un poco más de cordialidad de la que ambas merecen por hacer tanto escándalo por una estupidez. Ya veremos como sigue esto que, por lo menos, me da algo para escribir acá. Poco decente y de relleno, pero algo es algo.
Ahora, yo me pregunto. ¿Es que nadie tiene nada mejor que hacer que venir a romperme las pelotas a mí?.
Señoras, señores, señoritos y señoritas psicópatas, psicóticas y demases, la próxima vez que tengan ganas de joderle la vida a alguien y yo pase por adelante de ustedes, por el costado o por donde sea, hagan el favor de ignorarme o, en su defecto, esquivarme. Créanme, con un par de locas ya tuve suficiente en mi vida, no necesito más, gracias.

Tendrían que crear un repelente de psychos, así me embadurno con él.