domingo, 5 de junio de 2011

No sé si es la expectativa, no sé si son las ganas o si realmente va a ser así. ¿Si puedo creerlo posible, es posible? Si imagino que de un plumazo puedo hacer desaparecer todo eso con sólo mirarnos a los ojos, ¿va a pasar? 
Hacer desaparecer las heridas. Las tuyas, las mías, ¿qué me importan las de los demás? Desaparecer esas que yo te causé, que otros te causaron, que todos te causaron. Quiero desaparecerte los miedos y las dudas, que entiendas, que confíes, que te des. Y darme, aún con lo que sé que me cuesta. Y es posible, es tan posible que asusta, que retiene. 
Y venís caminando. Y te imagino con el iPod y la música, te imagino cantando dentro de tu cabeza, te imagino intentando olvidar esas palabras que te dije y esas que vos me dijiste y toda esa situación de mierda que se dio y no pudiendo hacerlo para volver a concentrarte, esta vez con más énfasis, en la música nuevamente. Y me imagino esperándote, rogando que puedas dejarlo pasar, que vuelvas a ser como eras antes de que nos dijeramos todas esas cosas y que nos volvamos a dejar llevar por todo eso que nos estaba arrastrando cuesta abajo. O arriba, porque no se sentía como una caída si no más bien como una elevación. 
Quiero entenderte, quiero lograr que todo eso que me dijiste y que tanto me lastimó sea entendible para mí. Y me esfuerzo y, si me esfuerzo, es porque me importás, mucho más de lo que yo misma quiero saber. Y sé que es difícil y lo es porque somos tan diferentes. Porque ambas sabemos, que en otro momento de nuestras vidas nos habríamos ignorado porque teníamos tanto que aprender de otras personas antes de cruzarnos nosotras, tanto que aprender antes de empezar esto. 
Y ya no quiero hacer desaparecer las palabras. Quiero aprender de las tuyas, de las mías, quiero aprender de vos y aceptar que somos distintas y no intentar hacerte pensar como yo lo hago. Quiero que seamos felices en la diferencia y entender que aunque no te entienda puedo aceptarte y así evitar que ella me lastime. 
Y es por eso que ahora estoy más segura que antes de que, en cuanto me mires a los ojos, toda esa tristeza que sentís va a irse a algún otro lado. Porque sé que en cuanto nuestras miradas se crucen vas a entender que yo estoy dispuesta a aceptarte de la manera en la cual sos, sin cambiarte y sin pretender que lo hagas, al igual que lo hacés vos conmigo.

No hay comentarios: