martes, 23 de agosto de 2011

El Origen.

Hoy se me dio por venir a explicar el origen de mi apodo. No sé por qué se me dio, será porque esta es ya la entrada cuatrocientos dieciséis de este blog y amerita que después de tantas pelotudeces dichas, ustedes sepan aunque sea el origen de quien escribe y su nombre. O, simplemente, porque no tengo ni la más pálida idea de que escribir y esta parece una buena manera de zafar el tener que pensar algo más interesante.
Como ustedes sabrán, queridos lectores (sí, en plural, porque sé que un mínimo de dos personas me lee), mi nickname online es Loohan Zero. Y lo uso para todos los ámbitos interneteros excepto para el facebook, en el cual uso el original y para el que, por supuesto, no hay link directo en ninguno de mis logs.
El Loohan es una historia corta y simple que data de los origenes de este blog, alrededor del 2007. No, no viene de Lindsay Lohan como la mayoría de la gente me pregunta. No me interesa Lindsay lo suficiente como para hacer eso. De hecho, no me interesa Lindsay en lo absoluto, así que dejen de decirlo si no quieren recibir de mi parte un hermoso golpe en la nuca.
A principios de 2007 yo empezaba a trabajar en este amado callcenter de mala muerte en el que sigo trabajando ahora y el training me lo daba un yankee, Mark. Mark, como todo buen yankee, es pésimo pronunciando jotas castellanas. Y pronunciando jotas en un nombre latino y con acentuación en la última sílaba, ¡ni que hablar! Se le complicaba un poco mucho decirme Luján. Un poco bastante, de hecho. Y me decía algo que sonaba bastante parecido pero con la acentuación en la primera sílaba y esa jota suave que tienen los yankees. Así fue como nació Loohan. Cuando me preguntó mi nombre y tuvo que escribirlo, me preguntó cómo se deletreaba y como del deletreo no logró sacar mucho que digamos tampoco, terminó escribiéndolo como lo ven todos los días aquí, que fue como el pensó que debería haberse escrito. A partir de ahí, me empezaron a decir así mis amigos del callcenter, después algunos de la facu y fue derivando hasta convertirse definitivamente en mi apodo.
El Zero es una historia con algunas vueltas más. Originalmente Zero era por la canción de Smashing Pumpkins (que pueden escuchar aquí y cuya letra y traducción están aquí) que me identificaba mucho hace un poco más de dos años. No hace falta decir por qué ya que, si vienen leyendo, tienen alguna idea (y si no la tienen, acabo de darles una hermosa excusa para comerse tres o cuatro años de blog para ir enterándose y poniéndose al día). Un poco más adelante, podría habérmelo cambiado pero seguía siendo Zero por otra razón, por otra canción que también hizo mella en mí. Cero, de OBS (que pueden escuchar acá y leer acá). Una canción con esperanza, con ganas de salir adelante, de empezar de nuevo y ver que todo siempre puede mejorar. Una canción muchísimo más optimista que Zero, pero Cero al fin.
El cero es un número mágico. Es la nada y el todo al mismo tiempo. Da origen y lo quita. Se adapta, dependiendo de las circunstancias puede actuar de una manera o de otra: cualquier cosa multiplicada por cero, da cero; cualquier número elevado a la cero, da uno; cualquier cosa dividida por cero, da una indeterminación; sumado a un número cualquiera, da el número cualquiera porque actúa como neutral. El cero es así, es la carta comodín. Y, tal vez un matemático se me cague de risa por esto que estoy planteando, sé perfectamente de uno que bien lo haría, pero así lo percibo yo. El cero soy yo, yo me siento un cero porque me adapto, porque dependiendo del contexto soy una cosa o la otra, actúo de una manera o de la otra. Porque significo distintas cosas y reacciono de diferentes maneras dependiendo del lugar en el que me pongas y de la relación que tengo con número que me acompaña. Fui cero en ése momento, pero fui un cero distinto al que soy ahora. Como verán, los ceros también pueden crecer y evolucionar, lo pueden todo.

5 comentarios:

Gabriela Aguirre dijo...

Se me agolpan en la cabeza cosas para decirle al respecto del cero, pero me llamo a silencio y la dejo seguir pensando que es la carta comodín.
Linda anécdota, Loohan.
Besos.

Pachi Zor-El dijo...

Si no la viste, mira Zelig. Todo el concepto de la adaptabilidad, hecho tremeda peli por el Sr. Woody Allen... y hay canciones... canciones muy pegadizas...

Loohan dijo...

Gabriela: Ahora me intrigaste, pero si va a tirar abajo a mi cero, prefiero no saberlas. A veces es bueno creer en algo aunque realmente no sea así. Cuando me dijeron que Papá Noel no existía, se me derribó el mundo. (?)

¡Besos para usted también!


Pachi: No la ví, pero conociendo el tipo de películas que vos mirás, me daría un toque de miedo. Igual, prometo que en cuanto esté al pedo, la busco y la veo. ;)
¡Besoteees!

Nati dijo...

Buen concepto ese del cero. de verdad nunca lo había visto así... había escuchado infinidad de veces la frase del cero a la izquierda, pero nunca lo había visto desde un punto de vista positivo. Interesante. En realidad, todo depende de como se miren las cosas, no?

Loohan dijo...

Nati: Todo depende siempre del cristal con que se lo mire, decía mi madre. En sus momentos me sentía un cero a la izquierda, pero el cero no tiene siempre que ser malo. Siempre hay formas de cambiar los puntos de vista.

¡Gracias por pasarte!