martes, 12 de mayo de 2009

Hoy. Hoy era un día como tantos otros, nada nuevo. Hoy era ayer, era anteayer, era la semana pasada; hasta que me dijeron que estabas ahí. ¿Y cómo evitar eso? ¿Como esquivar las ganas y la ansiedad de verte?¿Cómo contradecir la precaución de no hacerlo?
Se puso todo inquieto, no podía controlarlo. Sólo con saber que ibas a estar ahí.. no necesitaba nada más. Y llegué a la estación, y cada paso que daba, era un paso más cerca de vos.. Uno, y otro, y otro, y un suspiro, y miedo, y ansiedad, y ganas, y sentimientos encontrados. La tormenta.
Y me acerqué, abrí la puerta, ahí estaba tu espalda. La extrañaba tanto. Extraño todo de vos.. y seguí caminando con la cabeza alzada y te pasé de largo. Y la desolación. Simplemente seguí caminando, como si nada hubiera pasado, como si nadie estuviera ahí, como si vos no existieras. Y tenía tantas ganas de que existieras para mí.. tengo tantas ganas de que existas para mí.
Y después, el disimulo, la farsa, la máscara que tan bien sé llevar a veces. Guíandome, diciendo qué hacer, qué decir. Y ahí estabas vos, tan cerca, y yo tan lejos. Y todo mi yo queriendo correr y abrazarte, y decirte que no dejo de pensar en vos, que ya no sé cómo hacer para olvidarte. Y mi máscara escondiendo todo. Y adentro, mis sentimientos carcomiéndolo todo, atados, gritando, aullando, queriendo salir. Y yo sin siquiera poder atreverme a levantar la vista, a mirarte, por más que todo mi ser rogara por hacerlo.. ¿qué pasaría si mirarte los liberara? Liberarlos ante vos ya no es algo que me pueda permitir. Así que simplemente seguí ahí, así, como si nada. Así, ahí, muriendo por decirte las palabras que ya nunca vas a volver a escuchar de mi boca.

1 comentario:

Loohan dijo...

Debo ser la persona más imbécil del mundo..