martes, 6 de julio de 2010

Una desilusión y una gran vergüenza, sólo eso puedo decir. Todo por ocho personas (¡sólo ocho!).
Esas ocho personas acaban de decidir que es preferible que yo no adopte con mi pareja, simplemente así. Sin poder justificar sus argumentos, si poder dar explicaciones a miles de personas esperanzadas, sin importar los derechos que éstos deberían tener por ley. Ocho acaban de decidir por miles, por millones. Porque se sabe a voces que la mayoría de la Argentina está a favor de ese matrimonio. Porque 530.000 no representa a la mayoría, porque la Iglesia no lo hace.
Ocho personas están dispuestas a darles derechos de segunda clase a las personas homosexuales, prefieren eso antes de considerarlas sus iguales. ¿Fueron también ocho los que decidieron que las personas de color vayan a otras escuelas, viajen atrás de todo en el colectivo o que se casen sólo con personas de color? Las minorías deberían ser representadas por las personas que eligieron y éste es uno de esos casos en que esto no sucede. Lo mismo con distinto nombre genera discriminación, nos diferencia y no somos distintos. La etimología de una palabra no tiene nada que ver con su significado, como bien lo sabemos todos los que cobramos un salario y recibimos pesos en nuestra cuenta del banco. Las creencias no tienen que pesar en las cuestiones estatales y, sin embargo, en este caso están más presentes que nunca. Y no debería ser así. Los señores senadores se olvidan que para votar leyes tienen que dejar la religión y las cuestiones personales de lado para decidir lo mejor para sus representados.. Y sus representados incluyen a la comunidad homosexual y a sus hijos.
Y aún cuando, en este momento, la decisión que tomaron a mí no me afecta (porque todavía no me voy a casar, ni voy a adoptar porque no tengo con quién y soy muy jóven). Afecta a muchos chicos que ya tienen padres homosexuales y no van a poder recibir la herencia de ambos o visitarlo en el hospital si se encuentra ahí. Ellos fueron los que salieron perdiendo.
Que sean esos ocho senadores los vayan uno por uno a explicarles por qué no tienen los mismos derechos que tengo yo, como hija de heterosexuales. Quiero ver eso.

1 comentario:

Miss.K dijo...

Sabias palabras amiga, y sabes que estoy 100% de acuerdo con vos...es como lo que hablabamos del aborto...la gente no se quiere dar cuenta que ess cosas YA existen, no pueden frenar el avance natural que tiene la sociedad poniendo trabas estupidas, lo mismo paso con la discriminacion por etnias y ese tipo de cosas...las sociedades avanzan le guste a la iglesia y a la gente de mente cerrada o no.