lunes, 24 de octubre de 2011

Para vos.

Acabo de prometer no buscarte hasta el miércoles. Acabo de prometer algo que me va a costar un huevo y medio con tal de lograr que esto no se vaya a pique.
Sé que tengo muchos miedos, lo sabés también vos desde hace mucho tiempo, desde antes de que saliéramos, incluso. Sé que, desde que estoy con vos, superé muchos de ellos. Sé que otros me están costando más. Sé que me mando muchas cagadas por milésima de segundo. Sé que soy insegura, que muchas veces soy terca. Que digo palabras hirientes sin pensarlas y que por ellas te lastimo. Sé, también, que al segundo de haberlas dicho me arrepiento porque imagino cuánto debieron doler. Así como también sé que es demasiado tarde para pedirte perdón por decirlas.
Te conozco. Te conozco más de lo que vos creés. Sé hasta que punto las cosas que digo te afectan, sé cuánto te cuesta manejarlas. Sé que te cuesta mucho perdonar y más aún olvidar. Conozco exactamente la forma en que van tus enojos. Sé que al prinicipio reaccionás, que necesitás tu tiempo de soledad para drenar la bronca, de análisis para ver qué quise decir detrás de toda la mierda que tiro y de dejar ir las palabras hirientes. Sé que después volvés a mí un poco más tranquila para escucharme pedirte perdón, aún después de que es demasiado tarde, sólo para darme la lección que sabés que me merezco por ser tan impulsiva y reaccionaria.
Nos conozco, conozco cada una de las dinámicas de esta pareja que tenemos. Y a pesar de que somos completamente distintas, de que yo soy la impulsividad en persona apenas me enojo y a los cinco minutos me relajo y empiezo a pensar y de que vos te subís a tu caballito y no te bajás hasta pasadas unas cuantas horas o días; me gusta que la cosa sea así. Tal vez no en cuestión de enojos, porque sí, que seamos distintas cuando estamos enojadas es una patada en los ovarios. Pero que seamos distintas en casi todo el resto, es genial. Porque sólo vos pudiste enseñarme cosas que nadie más pudo y meter en esta cabecita dura y terca cosas que a nadie más le dejé meter.
Nos conozco bastante y amo todo aquello que conozco de vos, de las dos y de lo que descubrí en mí estando con vos. Y quiero conocer todo aquello que está ahí, esperando a serlo. Quiero estar con vos, quiero ver tu cara todos los días apenas me despierto, quiero que seas esa que me siga haciendo aprender nuevas cosas. Te quiero a vos en mi vida, siempre. ¿Se entiende?
Y no, no es cierto que me importa un huevo. Me importa, mucho. ¿Cómo lo demuestro? Como puedo, como me sale. Por acá, por mensaje, por donde pueda demostrártelo sin poder verte por esas circunstancias de la vida que nos rodean. Y sí, tal vez un poco la vida me endureció y me cuesta más expresar lo que siento. Pero, en algún punto, creo que eso lo hace más real, porque así podés saber con seguridad que si lo digo es por que de verdad lo siento y no porque estoy hablando por boca de jarro, como lo he hecho en el pasado. Porque cuando digo que sos vos, es porque de verdad creo que sos vos. Acá, adentro. Adentro y en absolutamente todos lados. Pero con vos, siempre con vos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero con vos, siempre con vos...
Hace cinco minutos que esta frase se repite como un eco ensordecedor, quizas porque me recuerda el peso de tantas promesas, de tanto sentir...de tanto sentirla mía, y sentirme suya.
No se como llegue hasta este lugar, pero en este momento lo hice mi parada, para dejar este peso apoyado por lo menos en la corniza de las palabras y no sobre mi corazón.
Una mujer me duele en todo el cuerpo...
Hoy mi amor, a un día de esa fecha que nos marco para toda la vida, 26 de Octubre 2010, cuando por fin fuimos una, me pesa el recuerdo, la distancia, y el habernos perdido.
Exploradora, me permití apoyar este peso, en este pequeño espacio virtual. Se me hace insostenible en la sangre y en el pulso.
Ojala la jaula se vuelva pájaro, y se nos devuelva la libertad, como un don irrevocable.

Loohan dijo...

Siempre es bueno encontrar un espacio dónde desahogarse, dónde poner una parte de lo que uno siente y así, aunque sea por un ratito, sentirse un poco más liviano.
Es bueno que hayas encontrado un lugar en este espacio para dejar una parte de ese peso que llevás. A fin de cuentas, este blog empezó exactamente de esa manera y con esa misma función.
Ojalá que, si decidiste seguir leyendo, veas que uno siempre se puede volver a levantar y que cada vez es un poquito más fácil hacerlo.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

hoy es un día muy díficil, cada segundo se esta cobrando el peso de su inmortalidad...me esta costando horrores dejarlo ir.
Espero tener la fortaleza suficiente para no ir en busqueda de huesos secos, intentando reclamar una vida que lo unico que deja es más muerte.
Y sin metaforas, sencillamente, nunca supe soltarla, y ganar tb mi libertad.

Hayward dijo...

Hola exploradora! Permitime decirte que la relación con otra mujer es así, un día bien dos mal, y ninguna tiene la culpa eh! es sólo que... somos mujeres, somos difíciles, complicadas, incoherentes a veces, pero hay algo bueno en todo esto, y es que siempre sabemos quién nos ama de verdad,quién se la juega por nosotras. Yo también soy muy impulsiva, conozco demasiado el circo ese de dejar de verse por unos días hasta que pase la tormenta... y te digo...TRANQUILA... NO PASA NADA! todo va a estar bien. Pero si algo útil te puedo decir, TRATÁ DE PENSAR ANTES DE DECIR LAS COSAS! es preferible irse dando un portazo, que herir sin remedio. Besotes!

Loohan dijo...

Persona Anónima: Tal vez esta es tu forma de decirte a vos misma que realmente necesitás dejar ir.

Hayward: ¿Son todas las relaciones así o sólo las mías? Porque creo que estoy notando un leve patrón, honestamente. =P
Las mujeres son complicadísimas, pero me encantan y en especial, mi novia. Así que, pase lo que pase, ¿quién me quita lo bailado? =P