sábado, 24 de diciembre de 2011

Madre Noel.

A mi madre le cuesta verme como una persona adulta, le cuesta darse cuenta que tengo casi veinticinco años y que ya mi vida no depende de ella sino de mí. Que si estoy en su casa para pasar la Navidad es porque decidí venir a pasarla con ella y no pasarla sola en mi departamento o con mis amigos. Porque es así, le guste o no, es cuestión de decisiones.
Recién tuvimos una discusión porque yo no me "relaciono" con la parte de la familia que ella quiere que me relacione. La verdad es que un poco lo hago pero me saturo rápido y me suelo aislar y pasar la noche mirando televisión o en la computadora o algo así. Me echó en cara que todas las navidades hago lo mismo. Y tuve que explicarle, más discutiendo que otra cosa, que yo, a esta altura de mi vida, decido con quién quiero relacionarme y compartir cosas y con quién no y que no está sujeto a presiones u obligaciones. Si no tengo ganas de hablarte, no te hablo y punto, no hay muchas vueltas. Intentó decirme que ellos son parte de la familia y que tengo que hablarles. Intentó decirme eso la misma persona que dejó de hablarle a sus padres durante seis años por algo que ya ni ella recuerda. Por supuesto que no traje a colación el tema, sería llevar la discusión a un lado en el que finalmente y después de tantos años, estamos haciendo progresos pero sólo quería explicar por qué, que justo sea ella la persona que me echa eso en cara, es un poco hipócrita.
La cuestión es así, querida madre mía, te guste o no, soy una mujer adulta y tus decisiones y las mías van por separado. Si estoy acá es porque quise venir a pasar la navidad con mi familia, pero yo soy la que elige hasta dónde participar y hasta dónde no hacerlo. Si vos quisiste hacer las fiestas en tu casa y pasarlas con esa gente, es tu decisión y yo no me voy a hacer responsable de ella. Yo comparto esto con quien quiero compartirlo, ni más ni menos y no hay presión o quejas que puedas ponerme que lo vayan a modificar porque vos y yo ya no estamos unidas por un cordón umbilical. Ese cordón lo corté apenas nací y el psicológico, en el cual las decisiones las tomabas vos por mí, lo corté también hace bastante rato. Tu hija es ya una mujer adulta y es hora de que vayas acostumbrándote, por muy difícil que sea.

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