Así se aprovecha enero sin estudiar, gente. Y, si vieron, en una de esas, en los bosques de Palermo a una piba que pasaba más tiempo en el suelo que parada sobre dos patines, les tengo que informar que esa era yo. Fue lindo rememorar esos tiempos de la infancia y creerse nuevamente invencible tratando de deslizarse sobre ocho rueditas en hilera, dándose cuenta, a la vez, que una ya no está tan flexible como antes y tiene bastante más kilos de más que arrastrar consigo.
Próxima meta: conseguir laburo para comprarme unos rollers.
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