viernes, 25 de mayo de 2012

Hay personas y personas. Y hay límites y límites. Una puede llegar a hacer muchas cosas por una persona pero cuando esas cosas ya involucran comprometer su dignidad y salir lastimada una y otra vez, entonces hay que hacer de tripas, corazón y retirarse. Con la cabeza bien alta. Sabiendo que una hizo todo lo posible pero sin comprometer sus ideales ni dejar de ser una misma por la otra persona. Aunque eso implique todo el dolor que implica el estar sin la persona que se quiere.
Eso es verdadero amor.
Desde el mismo momento en que la otra persona pretende que nos traicionemos a nosotros mismos, nos hundamos, olvidemos quiénes somos por complacerla e intente justificar esas ideas de las más extrañas maneras, tenemos que darnos cuenta de que eso no es amor. De que eso no tiene futuro. Porque una no tiene por qué dejar de ser una misma porque a la otra persona no le gusta cómo una es. Y depende de una misma darse cuenta y decidir irse. O quedarse, pero siendo consciente de lo que eso implica. La decisión es de cada uno.
Si es verdadero amor realmente, la vida los volverá a juntar. O ambas personas comprenderán que no tienen por qué intentar lograr que la otra se rebaje y someterla. Porque no es una cuestión de sometimiento sino de entendimiento. De negociación. De ambas personas ceder algo para poder entenderse y encontrarse en el medio. Es no ser vengativo por heridas pasadas y no cobrarse rencores. Eso es verdadero amor. Del que dura. Del que prevalece. Del que vale la pena.

Ése es el amor que yo quiero para mí.

5 comentarios:

Gabriela Aguirre dijo...

Estoy de acuerdo en casi todo con usted, Loohan, menos en una frase:
"Si es verdadero amor realmente, la vida los volverá a juntar".
No, Loohan, la vida no funciona así. El misticismo se lo dejamos a Julito o a Baricco, en la vida real la cuestión es calzarse las botas y ver qué pasa acá, ver dónde una falla, dónde somos egoístas, dónde pensamos que el otro lo es y negociar, sentarse a charlar. Todo se habla, Loohan, y si duele, bueno, dolerá, seguro vale la pena.
Y si sentimos que no vale la pena, bueno, entonces no la vale y a otra cosa mariposa, pero nada de "la vida nos va a juntar tarde o temprano". La vida no nos vuelve a juntar ni en pedo, estamos juntas ahora, es ahora cuando las papas queman, ahora es cuando hay que salir al ruedo, mañana no sirve, mañana cuando vuelvas a mi porque "la vida te trajo más madura" o me llevó a mí "más madura" a vos, entonces no sirve, ¿qué hicimos nosotras para lograr esa madurez?: nada, Loohan. Entonces es válido que si vuelven a quemar las papas me lave las manos y te diga que todavía te falta un poco, las vida nos va a juntar cuando sea el momento.
El momento es ahora. Hoy. Mañana, gracias, paso.
(me explayé, pero es que lo tenía que decir!)
Besos y perdón por el monólogo.

Loohan dijo...

Todo bien, me parece bien que opines y creo que tenés razón. Mucha.
En este momento las papas se quemaron y ella, en vez de quedarse a negociar, eligió cerrar la puerta e irse del todo. Está en todo su derecho, por supuesto. Porque ni ella tiene que comprometer su dignidad ni yo la mía y no hay mucha más vuelta que darle.
Cada una hace sus elecciones y yo respeto la de ella aunque me duela en el alma. Y tomo la mía, aunque también me duela en el alma.

Gracias por pasar y por dejar esos comentarios que me hacen pensar mucho.

Gabriela Aguirre dijo...

Y entonces no era, Loohan, no era ella. Quizás se parecía mucho, tanto que una cree que sí, pero si elige irse cuando las papas queman entonces no era. Así de simple y así de doloroso. Una montaña de mierda, sí.
Y no sé usted, pero yo no quiero una persona que me elija cuando las mariposas en la panza, así me elige cualquiera. Yo quiero una que me elija incluso cuando soy egoísta, cuando me mando un moco atroz, cuando no puedo ni conmigo, quiero una que me siente de culo y me cante cuatro frescas.
Que las papas se quemen no implica jamás que se termina el amor, pero si lo hace, entonces es que no lo hubo desde el vamos, o que era un amor tibio, de esos que duran cuatro lavados y si le ponés suavizante. Yo quiero el otro, el del compromiso, porque más allá de las cagadas que diga o haga, de las atrocidades que ella diga o haga, la cosa es que la sigo eligiendo, incluso en sus miserias para compartir la vida. La vida cuando es linda y rosa, y la vida cuando es oscura y da miedo.
Si no me pueden dar eso, si yo no lo puedo dar..., y bueno..., llamemoslo de otra manera, pero amor no.
(y da para mucho, ya sé)
Besos!

Loohan dijo...

Eso es lo más acertado que cualquiera me dijo hasta ahora y no estoy mintiendo. Gracias. En serio.

Gabriela Aguirre dijo...

Besos y abrazos y sana sana, Loohan.