Y ni te cuento si un día viene corriendo a recibirme o algo así, me caigo de culo ahí nomás.
domingo, 20 de mayo de 2012
Lo bueno de tener una sobrina es descubrir, de repente, todo ese instinto maternal que tenías guardado en andá a saber dónde y que, de la nada, aflora como si siempre hubiera estado ahí, esperando por salir. Hoy la dormí, yo solita. Y no se quejó ni un poquitito. Y, cada vez que la veo, me vuelvo un poquito más pelotuda y con esa sensación de enamoramiento boludo que uno tiene a veces que no sé cómo describir. Es como que el corazón se te infla de cariño por esa cosita chiquitita y frágil y querés ayudar a hacerla feliz a toda costa y hacer que pueda vivir en un mundo mejor. Y, de paso, y si no es mucho pedir, que me diga "tía" en un futuro me derretiría del todo.
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