jueves, 9 de agosto de 2012

¿Y dónde están los grises?

El mundo está cada vez más polarizado. K/Anti-K. Ateos/Religiosos. Arco iris/Naranjitas. Abortistas/Anti-abortistas. Y puedo seguir así mucho tiempo más. Todos creen que tienen la verdad, todos creen que ellos son los portadores de La Voz, de La Razón. Intentan, constantemente, imponer al otro su forma de pensar, porque la forma de pensar de cada uno es la que está bien, el otro siempre está mal. No importa si el otro es una buena persona o no, si es responsable o no, si cumple la ley o no, no importa nada. Sólo importa que opina lo opuesto a nosotros y por eso lo odiamos. Con eso nos basta. Y no sólo lo odiamos, sino que intentamos lograr que opine como nosotros, porque nosotros tenemos La Verdad.
El mundo sería mucho más tranquilo si todos tuviéramos la cabeza tan abierta como realmente creemos que la tenemos. Porque tener la cabeza abierta implica aceptar que el otro piensa distinto a nosotros y no intentar convencerlo que lo que nosotros pensamos es mejor. Cómo dijo alguien muy conocido: vivir y dejar vivir. Pero de verdad, no en palabras, en acciones.
Tal vez esa sea la solución para que el mundo deje de estar tan dividido entre blanco y negro, porque es precisamente eso lo que lleva directamente al rojo.





Ceder no es dejarse convencer si son las dos partes las que lo hacen.

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