domingo, 19 de diciembre de 2010

Freedom is coming.

Tal vez este no sea el momento más oportuno para escribir esta entrada. Tal vez no sea, tampoco, el momento más oportuno para hacer un balance de fin de año, en especial considerando que mañana a la mañana tengo un final. Pero la cagada que acabo de mandarme puso mi mente en marcha y la única forma de descargarme que tengo es a través de la escritura.
Desde el primero de enero, 2010 se caracterizó por algo: tenía que aprender a dejar ir. Fue desde el primer momento, desde el primer segundo de este año que yo tuve, sin otra opción, que aprender a hacerlo. Personas, lugares, recuerdos, vivencias. Me alejé de ciertas compañías que me di cuenta que no me hacían bien, me mudé, dejé atrás muchas facetas de mi personalidad. Y este año, así como todos, me equivoqué mucho. Hubo momentos en los cuales alejarme no me salía, otros en que lo hacía con bronca, otros en que ya me importaban todos y todo un carajo y quería que mi vida y el resto desaparecieran, otros en los que sólo quería lastimar a la gente que me había herido. Fue mi año de montaña rusa y basta, simplemente, con releer un poco este blog para darse cuenta de que así fue.
A veces, asumir ciertas cosas ayuda a facilitar el avance de un proceso que ya de por sí es tedioso. A veces, confirmarlas leyéndolas, lo facilita aún más. Por eso considero que ciertas cagadas son útiles. Creo que la de hoy fue una de ellas. Creo que ver lo que hoy vi era lo que necesitaba, en este fin de año, para terminar de borrar eso último que quedaba. Para cortar ese último cordón de nostalgia que me unía a un recuerdo muy querido pero a la vez muy doloroso. Encontré lo que necesitaba para terminar de cumplir con mi meta y, aunque sé que el proceso va a seguir un tiempo más, al menos ya tengo claras como son las cosas del otro lado. Creo que eso era lo que me retenía todavía en el pasado: no saber qué pensaba o sentía esa persona con respecto a mí. Ahora que lo sé y de sus propias palabras, me es más simple dejarla ir.
Crecí mucho, tengo que decirlo. Ya no me siento una nena de mamá que no sabe valerse por sí misma, aunque en ciertos aspectos siga siéndolo. Ya no me siento tan vulnerable como era, aunque sepa que, en el fondo y bajo las diez mil nuevas armaduras y máscaras que me construí, siga siendo la misma corazón de felpa de siempre. Hubo cambios, muchos. Y de eso hablaba en el post anterior y lo repito. Descubrí que soy cambio.

En este momento y, considerando todo lo que dejé ir en este año, creo que espero que el 2011 me traiga cosas y personas nuevas. Que sean mucho mejores que aquellas de las que me alejé. O tal vez no mejores, pero que tengan eso que necesito y estén dispuestas a compartirlo conmigo. Si este año fue mi año de dejar ir, que el nuevo año, sea el de recibir. Y estoy dispuesta a aceptar todo lo que me traiga, desde amistades a nuevos amores. Todo lo que sea, con tal de que me haga bien y una mejor persona.

Cierro esto con una frase que alguien me dijo hace ya bastante tiempo y que le robó a Madonna:

Freedom comes when you learn to let go.

3 comentarios:

Carochina dijo...

sos una puta! pero te quiero igual y aunq te lastimes un poquito cada dia se que en algun momento vas a dejar de flagelarte y te vas a empezar a querer de a deveras.
love makes us fools, but it's only true love when the other person is a fool with you

Loohan dijo...

Ya te lo dije en el MSN, pero me encantó la frase. Así como MAL.

Carochina dijo...

pondria "Like"... pero eso no existe en blogger jajaja