Ira verde.

Hoy tengo esa bronca derivada directamente de la impotencia. Del tipo incontrolable, que te brota por los poros y no podés hacer absolutamente nada por dominar. Es simplemente una burla, una ironía de la vida que se te caga de risa en la cara sin disimulo. Que te arruina los planes y las ilusiones en un mínimo suspiro.
Dos semanas de vacaciones, dos enteras y -gracias a Dios- largas semanas de vacaciones en febrero para que mis amigos decidan irse de viaje dos días antes de que se me terminen. Dos putos días. Un fin de semana. Un fin de semana que podría irme al lugar que se me cante el culo sin necesidad de estar de vacaciones. Cualquier semana laborable podría salir de mi trabajo e irme durante un finde a cualquier lado, cosa que no quiero hacer en mis vacaciones, teniendo dos semanas enteras. Y no, ya va que, después de toooodo el quilombo que armaron -"que no quiero ir en carpa, quiero dormir en cama", "que es muy caro y no puedo pagarlo", "que es muy lejos y no quiero viajar tanto"- siendo yo la persona que empezó organizando la puta salida en enero, hayan decidido, finalmente, irse el 25 de febrero, siendo que mis vacaciones se terminan el 28. Digo yo, ¿pueden ser un poco menos amigos? ¿PUEDEN?
Váyanse a cagar, la concha de sus putas madres, me tienen hasta la coronilla con sus histerias. Yo era la que se quería ir y me cagaron de arriba de un árbol. Se cagaron en mis vacaciones, en mis ganas, en el tiempo que tengo para irme, se cagaron en absolutamente todo.
Ese es el pecado de juntarse con una manga de mantenidos por mamá, como ellos tienen todo el tiempo del mundo para rajar, se cagan en la gente que sólo tiene dos semanas de mierda en todo el año para hacerlo.
Es bueno saber con qué clase de gente se junta una, para no seguir teniéndolos en cuenta.