lunes, 25 de abril de 2011

Problemas domésticos.

Tengo que ser honesta. No estoy enojada con vos, estoy ya más allá del enojo con vos, estoy desilusionada. Ya no espero nada de vos porque considero que ya no podés darme nada. Y te amo, sos lo más hermoso que la vida me dio y siempre voy a quererte. Y sabés que siempre fui esa persona que estuvo, siempre. Y, si alguna vez volvés a caer de nuevo, sabés que voy a ser esa persona que esté. Pero por ahora me cansé. Me cansé de decirte las cosas, de explicártelas una y otra vez para que las hagas una semana y después vuelvas a la misma rutina de siempre. Y tal vez lo de hoy fue un intento de calmar las aguas y darme a entender que captaste las cosas, que sabés que tenés que volver a aparecer y ordenar un poco y darme una mano, pero ya me da igual, ¿sabés? Y me duele que me dé tan igual, lo hace.
Entiendo que tengas una novia, así como entiendo que sientas que querés estar todo el tiempo con ella. Lo entiendo porque yo también tengo una y siento lo mismo. Pero, ¿sabés por qué no estoy todo el tiempo con ella? Porque tengo responsabilidades. Y ella también las tiene. Y recién es entre nuestras responsabilidades que podemos encontrarnos un ratito para relajarnos. Y sí, muchas veces dejo un poco de lado esas cosas para verla, porque a veces las ganas son más fuertes que las obligaciones. Este sábado lo hice, necesitaba más verla y el baño podía seguir esperando un poco más. Pero esas veces son bastante escasas.
No me molesta tener que hacer malabares para poder coordinar el trabajo, la facultad, el departamento y a mi novia. Pero si me molesta que vos no seas capaz de aliviarme un poco la carga con lo único que te pido para que pueda yo también disfrutar de estar con la persona que quiero. Porque me parece un poco egoísta de tu parte que, teniendo menos obligaciones, la que se esté haciendo cargo de las cosas, sea precisamente yo.
Cuando llegaste el domingo y viste que el departamento estaba limpio y tu ropa lavada fue porque fuimos Caro y yo las que dejamos todo más o menos en condiciones. Sí, tuve que invertir tiempo del que paso con mi chica para limpiar la mugre que vos no me querés ayudar a limpiar. Porque no, no soy sólo yo la que ensucia. Porque sé que últimamente casi no pasás tiempo acá y eso es lo de menos, lo de más es que el tiempo que pasás por acá dejás tu ropa sucia para lavar y los platos sucios, sin mencionar un par de cosas más. Porque cuando llegué hoy lo primero que noté fue eso, que la casa estaba más sucia que cuando me había ido y la ropa que había puesto a secar seguía sin ser descolgada de la soga. Y, ¿sabés? Hay días que me gusta llegar a mi casa, cansada, y darme cuenta de que está limpio, de que no tengo nada para hacer, de que no hay una pila de platos para lavar en la cocina, ni la hornalla está llena de mugre, o el piso de polvo y que mi hermano se encargó de la ropa de la soga. Y creéme, si hay algo de lo que tengo ganas de olvidarme, es de pensar que ése baño hace dos semanas que está esperando que lo limpie.
Digo yo, ¿se entiende mi punto? ¿entendés que yo también quiero salir con mi chica, ver a mis amigos y tener una vida, tal como la tenés vos? ¿que no quiero tener que llegar y ocuparme de mil cosas para irme a dormir, levantarme al otro día, ir a la facultad, al trabajo y volver para encontrarme que tengo que seguir ocupándome de otras mil porque vos no me diste una mano? Aliviame un poco la carga, porque no puedo con todo y tampoco puedo vivir en la mugre, ni tampoco quiero vivir así. Y ya no tengo idea cómo hacértelo entender de manera en que no dure sólo un par de días. Sólo sé que ya no tengo ganas de seguir intentándolo.

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