
Domingo 20 de Diciembre de 2009. 12.53 hs.
Hoy es el cumpleaños de Nacho. Es algo irrelevante para este blog, lo sé. No para mí, pero bueno. Igual, puedo confesar tranquilamente que el cumpleaños de Nacho es en lo último que estoy pensando en este momento. Entretengo mi sábado a la noche pintando hadas mientras espero que aparezca Adriana. Otra relación tambaleante. Una cagada.
Es irónico que yo todavía tenga la posibilidad de consolar a otras personas cuando apenas encuentro las fuerzas para consolarme a mí misma. Pero así es ser persona, supongo. Estar para tu mejor amiga cuando está mal es posible aunque vos estés tan destruida.
Lo bueno de que la gente sepa que te duele, es que preguntan lo menos posible. Y cuando preguntan, no esperan que te cuelgues hablando del tema, así que podés ahorrarte todas las explicaciones y detalles. La gente, en general, no quiere saber de la tristeza ajena. A menos que sean tus amigos.. tampoco quieren, en realidad, pero te bancan.
Que se yo. Las cosas son difíciles, a veces. Pero no tan difíciles que no puedas encontrar una salida, o levantarte, o seguir sonriendo. Nadie puede sacarte el hecho de que el sol sale cada mañana, ni que todo empieza de cero todos los días. El dolor es sólo una continuación de los recuerdos de un pasado querido pero ausente y, eventualmente, eso se va a terminar dispersando. Nuestra memoria nunca es tan buena. No la emotiva, al menos. La gente va y viene, desaparece, vuelve, se renueva. Es la vida, es así. ¿Y qué otro remedio queda?. Simplemente hay que ver a la gente querida partir, con o sin razones, justa o injustamente. Sin juzgar. En esos momentos, de buena gana me gustaría ser un observador omnipresente, pero tolerarlo es parte de seguir viviendo. Y realmente deseo seguir viviendo.
No suelo ser de esas personas que se estancan. Que no sueñan y, por sobre todas las cosas, no quieren vivir sus sueños. Soy una cazadora de sueños. A donde ellos estén, yo voy a ir. Creo que eso es lo que principalmente me hace seguir levantándome todos los días a pesar de algunos dolores que pueda llegar a tener. Puede sonar inocente lo que estoy diciendo, pero es así. Los dolores son pasajeros, las palabras los terminan ahogando. Sacándolo afuera, va a desaparecer y plasmándolo es la forma. ¿Qué hace la gente que no tiene palabras para expresar sus penas y temores? Ellas son mi salvación.. o al menos eso quiero creer.
Así que, por ahora, voy a seguir expresando mis tristezas por este medio hasta que se me seque el corazón y la pasita deje de doler. Porque hoy es como dice Laura Esquivel: "Para ella reír era una manera de llorar". Y para mí escribir, es una manera de olvidar.
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