lunes, 12 de marzo de 2012

Luna.

Soy un ser de luz. No, mentira. No lo soy. Soy un ser oscuro pretendiendo ser un ser de luz. Soy un ser sucio. Siempre pretendo ser un ser de luz, lo escondo hasta de mí misma. Me creo mi propio cuento, me invento mi propia historia, me reinvento a mí misma. Me pongo cosas que me gustan aunque no son reales y elijo no ver esas cosas que no me gustan. Me invento a imagen y semejanza de aquella que me gustaría poder ser.
De vez en cuando, en días como hoy, no puedo evitar verme a mí misma. A mi verdadero yo, al que no me invento sino al que soy y quedo catatónica. Cantando durante horas, inapetente, sin ganas de comer, de correr, de ver, de andar, de vivir. Con los ojos cerrados y la música muy fuerte evitando así escuchar mis propios pensamientos. Me codeo con la oscuridad y, por mucho que lo trato, esos pensamientos que siempre intento alejar toman posesión de mi cabeza y se hacen ente. Mis manos se mueven, las observo y ya no son mis manos. Las líneas en ellas no son mis líneas y sus uñas no son mis uñas. Las desconozco y a la vez las veo todos los días. Las amo y a la vez las odio. Como todo lo que es conmigo misma. Como todo lo que no es conmigo misma.
Me redefino como una persona sin definiciones, me sorprendo a mí misma en la mentira del ser y no ser. Me sorprendo de mentirme. Me miro al espejo y no sé quién es la persona que me devuelve la mirada. Y sin embargo lo sé perfectamente. No, no lo sé. Me contradigo, me digo cosas con la mente embotada. Me redescubro en quien no soy y soy a la vez. Vuelvo a caer dentro de mi propia oscuridad. Extraño mi oscuridad y a la vez necesito mantenerla alejada. No se supone que sea oscura. Las personas son seres de luz, seres de luz, seres de luz, me repite la parte de mi cabeza que hoy no encuentra su lugar. Hoy soy toda ausencia de luminosidad y dejo que se extienda por cada parte de mi cuerpo y de mi mente. Me hundo y me dejo. No me levanto, no como, no vivo. No quiero vivir hoy. Hoy quiero que la muerte me tome un poquito. Que me muestre esas cosas de mí misma que no me gusta ver para saber que existen. Aparecen los extremos, esos que siempre estuvieron y de los cuales trato de huir. Mis extremos. Mis manos son mis polos. ¿Dónde era que estaban mis manos?¿de quién se suponía que eran si yo no soy yo realmente?
Puedo apreciarme en mis viejas cicatrices. Esa era quien yo solía ser. Aquella que dejaba que su parte oscura la arrastrara, la llevara hasta los límites para terminar aliviándola de absolutamente todo. Cicatrices del cuerpo que recuerdan heridas del alma. Heridas del alma, eso es parte de mi suciedad, de mi oscuridad. El placer de escocer las heridas del alma, de provocarme dolor propio, de regodearme en las pérdidas, de nunca dejar ir nada ni a nadie. De siempre volver a lo mismo. La experticia en siempre volver a encontrar la punta del círculo.
Cosas que escondo, cosas que no me dejo ver ni a mi misma. Sentimientos enterrados sin resolución que moran en las sombras esperando el momento en el cual salir y dar vuelta el mundo que parece tan estable y luminoso. Colores lavados, paredes frágiles. Castillo de cartas. Las dos caras de la luna y yo.

6 comentarios:

Gonzalo dijo...

Nuestra historia no puede decirnos quienes somos, sin importar lo pesada que sea.

LoSt GirL dijo...

me encanta lo que y como escribis...sera por eso que siempre que abro un blog, vuelvo al tuyo para agregarte....

Loohan dijo...

Gonza: Nuestra historia no puede decirnos quiénes somos pero, de alguna manera, es por ella que somos lo que somos.

Lost Girl: ¡Gracias! Pero deberías recordarle a esta abuela cuál era tu viejo blog o nombre porque no tengo idea. xD

Tomoyo dijo...

Y en tus palabras encuentro un espejo...al cual muchas veces le tengo cierto miedo ya que termino por perderme en su mundo de reflejos...
Me gusta tu blog...

Loohan dijo...

Tomoyo: (¿Por la de Sakura?) Gracias, por pasar y me alegra que te guste. Sos bienvenida siempre que quieras, por supuesto. =)

Tomoyo dijo...

Tomoyo es en parte por Sakura :)

Gracias por la bienvenida
Besos