jueves, 2 de junio de 2011

La bola negra.

Es el problema de ser sólo blanco o negro, de no tener grises, de ser bipolar, o una cosa o la otra. Es querer siempre el todo o la nada, el diez que aprueba con honores o el cinco que desaprueba, porque cualquier cosa en el medio no es suficiente. Es mediocre y, lo mediocre, es olvidable. Y la idea está precisamente, en ser lo menos olvidable posible.
Yo misma he sido un cinco para algunas personas, incluso un seis, he paseado por todos los grises ajenos y algunas personas han alcanzado mis pocos grises también. Algunas personas son más olvidables que otras. He tenido mis nueves, creo que hasta he rozado el diez, pero no podría asegurarlo, pues me falta aún mucho por vivir. E, irónicamente, mis notas más altas fueron con aquellas personas con quienes yo fui de las más bajas.
Puedo estar con alguien de esa manera, puedo ser un seis rasposo con una persona que para mí es un nueve si tengo la esperanza de ser para ella un nueve en algún momento de la vida. Y es eso, es la esperanza la que me mantiene ahí, a pesar de saber que soy, simplemente, un mísero y rasposo seis. El hecho de simplemente creer que puedo ser un diez, nada más.
Ahora, ¿qué pasa si ya fuiste avisada de que la nota más alta a la que podés aspirar es un ocho? Un mediocre ocho, uno de esos que cuando recibís de primera mano, estás contenta de habértelo sacado porque aprobaste pero que, en realidad, significan un "no estudiaste lo suficiente para ser brillante". Es un medianamente olvidable ocho, sabiendo que, previamente, hubo un nueve o un diez de esos que opacan. Porque, si vas a decir algo sobre vos, ¿nombrarías a todos esos ochos que sabés que tuviste o a aquel nueve o diez ocasional?. Exacto, ¿quién habla de los ochos teniendo al menos un nueve o un diez?. Nadie. Y el que dice que lo hace, es un vil mentiroso.
Lo que tiene el ocho es esa cualidad de ser mutable. De poder adaptarse. Si el parcial era muy difícil, es una nota alta; pero si era fácil, es exactamente igual que un patético seis y sabías que podías hacer tanto más. Y, la sorpresa es que, si lo girás ciento ochenta grados (y otra vez el ocho) es fácilmente confundido con un símbolo de infinito. Y ahí está mi pregunta más importante, ¿es mejor ser un infinito y constante ocho o un efímero diez? ¿qué quiere una persona completamente blanco-negro como yo, el nuevo y gris ocho o el viejo patrón diez?





1 comentario:

blowing_minds dijo...

mmm hablando x mi, yo siempre fui 8 en todo, es más algunos me pueden ver como 10 para algunas cosas y yo me sigo sintiendo 8. Y te aseguro q soy un 8 q si lo sabes mirar bien es un infinito, pero no todos pueden verlo asi. Además el 10 llama mucho la atención, es bueno pero si la persona es de perfil bajo no le interesa, pero vos como sos mister ego. no se :P
A veces sabes q hacer para llegar al 10 pero t da paja esforzarte, mientras no bajes del 8 está todo bien.
Como t daras cuenta voto por el 8 :P

lav iu!